Martes.- Estuve investigando la gran caída de agua. Es lo más lindo del
lugar, creo. La nueva criatura la llama Cataratas del Niágara: el porqué no
estoy seguro de saberlo. Dice que parecen la Cataratas del Niágara. Esa no
es una razón, es mero capricho e imbecilidad. No tengo manera de ponerle
yo el nombre a nada. La nueva criatura le pone nombre a todo lo que ese le
aparece, antes de darme tiempo siquiera a protestar. Y siempre con el mismo pretexto: parece tal cosa.
Por ejemplo, el dodo. Dice que no bien un o lomira, se da cuenta de inmediato de que “parece un dodo”. No hay dudar de que tendrá que quedarse con ese nombre. Me fastidia tener que enojarme
protestas cosas y, de todos modos, no tiene sentido. ¡Dodo! Se parece a un dodo tanto como yo.
Mark Twain Diario de Adan y diario de Eva
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