lunes, 4 de agosto de 2014

El vagón rosa de transmilenio: Un apartheid de género.

Cuando en 2011 un hombre fue asesinado en un vagón del metro por violar a una joven en la mejor imitación de la escena final de la película "El señor de las moscas" de 1990 empecé a pensar en los pequeños Estados de naturaleza que debemos flanquear a nuestro alrededor. Para el lector desprevenido que no tenga conocimientos en Filosofía o Filosofía del derecho permitame una moción de aclaracíón. Un Estado de naturaleza es un estadio previo al Estado de derecho en el que la única justicia es la fuerza. Es decir mandan los más fuertes, no existen policías, ni legisladores, ni gobernantes, no hay Eps´s (absténgase de hacer chistes) la premisa en este Estado es "defiéndase como pueda". Los hombres mediante un pacto acceden a pasar del Estado de naturaleza a  un Estado de derecho en el que el monopolio de la fuerza le pertenezca solo a este último
. De ahí que solo el Estado legisla, ejecuta y castiga.

Los Estados de derecho funcionan completamente, en teoría... en teoría...La realidad es que los Estados de derecho en la realidad tienen lunares, baches, puntos ciegos en los que el monopolio de la fuerza que dice tener se pierde. Puntos ciegos en los que un hombre agrede sexualmente a una mujer y otros hombres lo linchan. El Estado falla en la protección de la victima y en la aplicación de una pena. Temporalmente los hombres pierden la ciudadanía (Un concepto moderno, una conquista de la razón). A esos son los pequeños Estados de naturaleza a los que me refiero,  los puntos ciegos en los que el gran hermano no puede ejercer su monopolio.

2013, Bogotá, se incrementa el numero de acoso sexual en lo vagones de transmilenio. ¿Cómo mantener la integridad física en un espació en el que mi burbuja personal se rompe? con tanto empujón para poder entrar, uno evitando que le toquen el bolso, que tal que lo roben. El inevitable roce. Y entonces, como hace el Estado para dar orden sobre esa escena en la que tanta burbuja personal hace ¡plop! El Estado debe  reconocer su imposibilidad para dar orden a todas las esferas del ciudadano. Y entonces viene la gran idea, "vamos a dividirlos". Por definición un apartheid es una forma de segregación racial, aquí me tomo el atrevimiento de extrapolar su uso hacia otro horizonte: el género.

En Bogotá crearon la figura del vagón rosa como un dispositivo para evitar el acoso sexual hacia las mujeres. Bueno, eso soluciona el problema de forma parcial, el problema de fondo sigue latente. Es una cuestión de cultura ciudadana, funciona mejor un dispositivo de control invisible desplegado mediante la educación, que una segregación que a la postre implica un retroceso en materia de igualdad. ¿Para cuando el vagon exclusivo para hombres? ¿El de negros? ¿El LGTBI? Me pregunto si también los colorearan, personalmente me gustaría ver el de negros o el LGTBI ¿Qué le pondrán al de hombres?.¿Bigotes? Chistes aparte, la solución no es la segregación, sino la educación, y no cualquier educación sino una cívica. Mockus era buen ejemplo de ella, el alcalde era maestro y la ciudad un gran salón de clases. Montémonos en el vagón de la cultura ciudadana.

miércoles, 30 de julio de 2014

La educación es un asunto de todos

Por la resignificación del papel del estudiante en la educación actual: Una impresión

Desde la antigüedad hasta nuestros días, la idea de la educación como la gran formadora de hombres ha tomado muchas formas y se ha amoldado a las épocas y los pensamientos. La mayoría de las teorías pedagógicas( no planeo hacer un compendio de ellas), coinciden en  hacer del estudiante un ente pasivo de la educación, en la cual un ente activo, el maestro, enseña y un ente pasivo, el estudiante aprende.  Paulo Freire lo llamaba "educación bancaria", por que él veía la educación como una suerte de consignación que se hace en un banco.
De ahí que el maestro ponga un sinnumero de consideraciones pedagógicas con miras a promover el aprendizaje, por ello el profesor antes de ser profesor debe estudiar al dedillo la historia del arte de la pedagogía, estudiar didáctica, un poquito de psicoanálisis, hacer prácticas y sortear obstáculos para graduarse, el maestro sabe a lo que va. Sea que su decisión sea ser un transmisor cultural, un intelectual anfibio o un orientador del aprendizaje, el tiene claro que su objeto de estudio y práctica es otro ser humano. Él ha puesto su vida y su voluntad para enseñar y formar seres humanos. Sin propósitos grandilocuentes, el maestro se ha propuesto poner su fuerza de trabajo al servicio de las pretensiones formativas de una sociedad.
Pero bueno, luego salen los resultados de las pruebas pisa, o las pruebas estatales que echan por tierra la misión grandilocuente de la educación y entonces, en la repartición de culpas que se hace entre los administradores educativos
(desde los ministros de educación nacional, que hicieron sus pregrados en administración de empresas en alguna universidad privada de renombre, hasta los secretarios de educación municipal y demás entes) empieza un aluvión de criticas hacia los maestros y lo malos que son en el ejercicio de la enseñanza.
Para solucionar esto propondría un magisterio culto, no me malentiendan, no es que quiera docentes eurocentristas que solo escuchen a Bach y a Beethoven denigren del vallenato y se quejen en las redes sociales de vivir en un país tercermundista. No, el docente que propongo es uno que sepa leer el contexto en el que está anclado y se mueva como pez en el agua, consciente de la cultura en la que está inserto.
Pero también propongo otra cuestión no menor, en los diversos marcos pedagógicos  hay que dotar a los estudiantes de voluntad, ellos no son sujetos pasivos, a ellos no les interesa ser una cifra más en el ministerio de educación nacional, ni siquiera saben quien es la ministra. Hay dias en los que no quieren estudiar, ni saber de maestros, ni saber de futuro. Lo que quiero decir es que en la resignificación de los roles en educación se debe  reconocer al estudiante como un ser sujeto de motivaciones y vivencias, él no es solo un estudiante, el es hijo,  es hermano,  es amigo, tiene sus propias expectativas. Él vive en su propio mundo, tiene sus propios problemas, quiere comprar el celular de moda, sigue al cantante del momento, está enamorad@. Él es una y muchas cosas a la vez cuando llega al salón de clases. Y no hay teoría pedagógica que valga si él en vez de estar en el salón de clases, vuela por Narnia, cabalga con Atreyú por las estepas de Fantasía o más mundanamente revisa Facebook, Twitter, KIK, Whatsapp y se hace selfies desde su Iphone. A las teorias pedagogicas homogenizadoras "per se" no les interesa si el estudiante proviene de una familia monoparental, mixta, tradicional u homoparental.
No culpen a los maestros por los fracasos escolares, hablemos de responsabilidades compartidas. La educación es una tarea común de administradores educativos, profesores, padres de familia y estudiantes. Se requieren administradores educativos idóneos, no de esos que se usan para cubrir cuotas burocráticas, comencemos por ahí, se necesita mayor presupuesto, es menester posibilitar la profesionalización docente con especializaciónes y maestrías. Aboguemos por una reforma educativa equitativa, justa y que iguale la calidad de la educación privada con la educación publica. Y evaluemos las formas en las que las evaluaciones internacionales y estatales, valga la redundancia, están configuradas. La educación es un asunto de todos.