miércoles, 30 de julio de 2014

La educación es un asunto de todos

Por la resignificación del papel del estudiante en la educación actual: Una impresión

Desde la antigüedad hasta nuestros días, la idea de la educación como la gran formadora de hombres ha tomado muchas formas y se ha amoldado a las épocas y los pensamientos. La mayoría de las teorías pedagógicas( no planeo hacer un compendio de ellas), coinciden en  hacer del estudiante un ente pasivo de la educación, en la cual un ente activo, el maestro, enseña y un ente pasivo, el estudiante aprende.  Paulo Freire lo llamaba "educación bancaria", por que él veía la educación como una suerte de consignación que se hace en un banco.
De ahí que el maestro ponga un sinnumero de consideraciones pedagógicas con miras a promover el aprendizaje, por ello el profesor antes de ser profesor debe estudiar al dedillo la historia del arte de la pedagogía, estudiar didáctica, un poquito de psicoanálisis, hacer prácticas y sortear obstáculos para graduarse, el maestro sabe a lo que va. Sea que su decisión sea ser un transmisor cultural, un intelectual anfibio o un orientador del aprendizaje, el tiene claro que su objeto de estudio y práctica es otro ser humano. Él ha puesto su vida y su voluntad para enseñar y formar seres humanos. Sin propósitos grandilocuentes, el maestro se ha propuesto poner su fuerza de trabajo al servicio de las pretensiones formativas de una sociedad.
Pero bueno, luego salen los resultados de las pruebas pisa, o las pruebas estatales que echan por tierra la misión grandilocuente de la educación y entonces, en la repartición de culpas que se hace entre los administradores educativos
(desde los ministros de educación nacional, que hicieron sus pregrados en administración de empresas en alguna universidad privada de renombre, hasta los secretarios de educación municipal y demás entes) empieza un aluvión de criticas hacia los maestros y lo malos que son en el ejercicio de la enseñanza.
Para solucionar esto propondría un magisterio culto, no me malentiendan, no es que quiera docentes eurocentristas que solo escuchen a Bach y a Beethoven denigren del vallenato y se quejen en las redes sociales de vivir en un país tercermundista. No, el docente que propongo es uno que sepa leer el contexto en el que está anclado y se mueva como pez en el agua, consciente de la cultura en la que está inserto.
Pero también propongo otra cuestión no menor, en los diversos marcos pedagógicos  hay que dotar a los estudiantes de voluntad, ellos no son sujetos pasivos, a ellos no les interesa ser una cifra más en el ministerio de educación nacional, ni siquiera saben quien es la ministra. Hay dias en los que no quieren estudiar, ni saber de maestros, ni saber de futuro. Lo que quiero decir es que en la resignificación de los roles en educación se debe  reconocer al estudiante como un ser sujeto de motivaciones y vivencias, él no es solo un estudiante, el es hijo,  es hermano,  es amigo, tiene sus propias expectativas. Él vive en su propio mundo, tiene sus propios problemas, quiere comprar el celular de moda, sigue al cantante del momento, está enamorad@. Él es una y muchas cosas a la vez cuando llega al salón de clases. Y no hay teoría pedagógica que valga si él en vez de estar en el salón de clases, vuela por Narnia, cabalga con Atreyú por las estepas de Fantasía o más mundanamente revisa Facebook, Twitter, KIK, Whatsapp y se hace selfies desde su Iphone. A las teorias pedagogicas homogenizadoras "per se" no les interesa si el estudiante proviene de una familia monoparental, mixta, tradicional u homoparental.
No culpen a los maestros por los fracasos escolares, hablemos de responsabilidades compartidas. La educación es una tarea común de administradores educativos, profesores, padres de familia y estudiantes. Se requieren administradores educativos idóneos, no de esos que se usan para cubrir cuotas burocráticas, comencemos por ahí, se necesita mayor presupuesto, es menester posibilitar la profesionalización docente con especializaciónes y maestrías. Aboguemos por una reforma educativa equitativa, justa y que iguale la calidad de la educación privada con la educación publica. Y evaluemos las formas en las que las evaluaciones internacionales y estatales, valga la redundancia, están configuradas. La educación es un asunto de todos.