sábado, 23 de marzo de 2013

Educar en y para la diversidad: Un reto de la contemporaneidad


Educar en y para la diversidad: Un reto de la contemporaneidad
El discurso de la diversidad y la inclusión ha ido ganando terreno, especialmente en los últimos años, cada vez más se ha introducido en el ámbito de los políticamente correcto. Se espera de la escuela y el profesorado la implementacíon de una serie de políticas educativas que posibiliten la atención a personas con necesidades educativas especiales a la vez que se permita el reconocimiento de la diferencia y la integración en la vida diaria.
El gran inconveniente es que la escuela y el maestro se encuentran atrapados entre lo políticamente correcto y la pretensión homogeneizadora del Estado. La escuela puede tener unas intenciones muy benéficiosas con respecto al trato hacia la diferencia, hacía el Otro (hablo de sordos y ciegos, hablo también de las diferencias de sexo u orientación, de edad,  de convicción política y religiosa) pero el Estado le exige calidad mediante unos exámenes que precisamente buscan igualar a todos los estudiantes, el rendimiento mismo del profesor es evaluado con este tipo moldes.  Este es uno de los obstáculos más grandes que encuentra la diversidad en la escuela,  y es la disparidad existente entre lo socialmente deseable( lo políticamente correcto que se va imponiendo) y las políticas educativas estatales que homogenizan a los sujetos que intervienen en la práctica educativa. Esta lógica es comprensible toda vez que representa menor esfuerzo estatal  e individual el invisibilizar las diferencias que hacerlas patentes.
Es un hecho que las formas de escolarización tradicionales resultan ineficaces en la atención a la diversidad. En educación especial, el eje que ha forjado el enfoque actual ha sido el del déficit, enmarcado en una suerte implementación de estrategias médicas y psicológicas más que educativas, donde el estudiante es un enfermo  sometido a una serie de estándares que deben dar cuenta de su normalidad o anormalidad.   Este modelo del déficit  está marcado por la selección, el carácter segregador, por etiquetar y jerarquizar, a la vez que homogeneiza y promueve prácticas basadas en la desigualdad.
 Encontrarse con el Otro no es algo conquistable y accesible de manera sencilla. Es un aprendizaje difícil, mucho más si hemos estado habituados a vivir en lo homogeneo, cuando no estamos abiertos para aceptar valores, costumbres, hábitos, miradas, colores distintos. Encontrar otras formas de  identificación y experimentar la diversidad es una experiencia  de apertura hacia lo humano,  pero creadora de tensiones.
Mi propuesta es la construcción de un currículum integrador flexible que tenga en cuenta las diferencias y la visión de estudiante que propongo es la del alumno diferenciado e integrado. Me refiero a un curriculum que tenga en cuenta las diferencias, y atienda las necesidades educativas a partir de ahí a la vez que tiende puentes educativos también establece nexos comunicativos, en el que se disminuyan los contenidos comunes  y se haga énfasis en los aprendizajes no tan comunes, esos conocimientos sobre otras culturas, aprender con ciegos y sordos, conocer la multiculturalidad de nuestro país.
Por otro lado propongo la visión de un alumno diferenciado e integrado, por que creo que la diferencia hay que reconocerla para atenderla, casi que creo que hay que aceptar la etiqueta, pór que la etiqueta también se constituye en identidad. Hoy por hoy los sordos exigen ser llamados como tal, como sordos. Los ciegos reclaman ser tratados como seres autónomos, las etiquetas no necesariamente deben tener una connotación negativa, por que hace parte del reconociemieno de la diferencia.

En este sentido mi propuesta aboga por una educación como la que se propone exige un compromiso por parte del profesorado con su propia formación una formación que se traduzca en mejores prácticas educativas en el salón de clase. Ello también requiere que los profesores tiendan puentes de comunicación que posibilite la retroalimentación del proceso de enseñanza. Otro punto importante es una mayor participación de los padres de familia en el ámbito educativo. Sin ellos, cualquier esfuerzo queda ahogado en el salòn de clase.

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